
El patio lloraba una estatua vacía.
Profundos caballos de polvo viajaban
hacia los lugares más vagos del moho.
Profundos caballos de polvo viajaban
Un hoyo remoto pasaba a la nada.
El vacío entraba con sus muchedumbres
y con sus inmensas campanas ya mudas.
y con sus inmensas campanas ya mudas.
Oí un paso dado en otra centuria
y vi en una cisterna el muñón de mi alma.
y vi en una cisterna el muñón de mi alma.
Un viento blanquísimo dormía doblado
en un seco lienzo de aves olvidadas.
en un seco lienzo de aves olvidadas.
Un reloj yacía en ácidos profundos
y el peso de un pájaro recorría el muro.
y el peso de un pájaro recorría el muro.
dicho desde una alta ventana de niebla.
Hacia atrás viajaba un abecedario,
los días antiguos eran los primeros
por una pequeña compuerta de naipes…
los días antiguos eran los primeros
por una pequeña compuerta de naipes…
(En un muro blanco, hallé esta leyenda:
“El 7 de marzo murió María Eugenia”).
“El 7 de marzo murió María Eugenia”).
Arriba en la tarde flotaban obispos
con lámparas llenas de azufre y de trigo.
Arriba en la tarde.
con lámparas llenas de azufre y de trigo.
Arriba en la tarde.
Y no era yo mismo el que había vuelto.
Era un extranjero al que a veces lloro
Era un extranjero al que a veces lloro
y en el que ya he muerto
autor: Cesar Davila Andrade
Vesper Marino

Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
tu gracia peculiar sobre las cosas.
Vesper Marino

Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
tu gracia peculiar sobre las cosas.
Joyas raras y sedas olorosas
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.
Hubo un silencio de éxtasis en todo…
el mar violento suspiró a su modo…
lloraron en las nieblas las esquilas…
el mar violento suspiró a su modo…
lloraron en las nieblas las esquilas…
Y me halló de rodillas el poniente
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas.
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas.
bien
ResponderEliminarchevere
ResponderEliminaresta chevere tu blog
ResponderEliminarbien tu blog
ResponderEliminarChevere :) :v
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